DEDO EN GATILLO

11.03.2023

El comúnmente conocido como dedo en gatillo o dedo en resorte, es una patología muy frecuente en las consultas de un traumatólogo de mano. Consiste en una tenosinovitis estenosante de los tendones flexores de los dedos a nivel de la primera polea anular ( A1 ), es decir, una inflamación que afecta tanto a dicha polea como al propio tendón, que se engruesan, dificultando el paso fluido de este último ( Sin embargo, hay que tener en cuenta que, aunque esta sea la causa habitual, hay otros problemas más complejos que puede producir una sensación de resorte en la movilidad del dedo )

Su causa es multifactorial, afectando más a mujeres de mediana edad, pacientes con diabetes mellitus, pacientes con enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide... aunque también puede tener relación con la actividad manual del paciente, sobre todo si es de carácter repetitivo.

También se puede relacionar su aparición con la cirugía de liberación del túnel del carpo.

SINTOMATOLOGÍA

Clínicamente se manifiesta en estadios iniciales como dolor a nivel de la polea A1 ( Situada aproximadamente en la unión de la palma de la mano con los dedos ). Es estadios más avanzados, si la afectación progresa comienza a aparecer dificultad para flexionar y extender el dedo afectado, al disminuir el espacio entre la polea y el tendón. Los pacientes suelen manifestar esta rigidez sobre todo por las mañanas.

Finalmente comienza a aparecer sensación de resalte al extender el dedo, que se produce cuando el tendón engrosado ya no cabe por la polea, y es "obligado a pasar" haciendo más fuerza de la habitualmente necesaria, produciendo en ocasiones incluso un chasquido audible ( Resorte ). En esta etapa es habitual palpar un bulto ( Nódulo ) en la zona engrosada del tendón.

En etapas muy severas el tendón y la polea ya están tan inflamados que no es posible que el tendón pase por la polea con la propia fuerza de los tendones que extienden y doblan los dedos y el paciente tiene que ayudarse con la otra mano para extender el dedo ( Que normalmente se queda encasquillado en una posición de flexión como la que se adopta para utilizar el gatillo de un arma ). Si no se soluciona llega un momento en el que el dedo ya no se puede extender ni siquiera con ayuda de la otra mano y queda inmovilizado.

Los dedos más afectados son el pulgar, sobre todo en niños, y el dedo anular en los adultos. No obstante, se puede afectar cualquiera de los dedos.


TRATAMIENTO

- TRATAMIENTO CONSERVADOR

El tratamiento conservador ( No quirúrgico ) consiste en:

   - Reposo de la mano, en aquellos pacientes en los que la afectación tenga relación con sus actividades

   - Fisioterapia

   - Ferulización nocturna del dedo en extensión

   - Antiinflamatorios no esteroides ( AINES ) como el ibuprofeno, que pueden ayudar a bajar la inflamación.

   - Infiltraciones de corticoides en la polea A1, que suelen mejorar mucho la sintomatología, sobre todo en etapas iniciales de la enfermedad. Esta mejoría puede resolver el problema o mantenerse durante semanas/meses, pudiéndose repetir en sucesivas ocasiones si el beneficio para el paciente es lo suficientemente duradero. Si dos infiltraciones no solucionan el problema nos podemos plantear el tratamiento quirúrgico.


- TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

El tratamiento quirúrgico consiste en la apertura longitudinal de la polea A1 para facilitar el paso del tendón través de ella. 

Se realiza con anestesia local y el paciente puede marcharse a la media hora de la cirugía a su domicilio. La incisión se. hace a nivel del pliegue palmar distal ( Ultima linea de la mano ), siguiendo su dirección para minimizar las secuelas estéticas. 

Los inconvenientes mas habituales de esta intervención tienen que ver con cicatriz y con la inflamación de la mano operada, que suele durar entre 6 y 12 semanas. Las complicaciones más graves, aunque muy raras, son las lesiones de los paquetes neuro-vasculares de los dedos, que se pueden producir accidentalmente al pasar estos muy cerca, a ambos lados de las poleas y los tendones. Algunos pacientes observan que, sobre todo en casos avanzados, no llegan a estirar el dedo afectado de la misma forma que los adyacentes, sin que esto afecte en absoluto a la función del dedo.

A las dos semanas de la intervención se retiran las suturas, siendo muy importante en estos primeros días tras la cirugía la movilización de los dedos para evitar la rigidez y las adherencias tendinosas.

El resultado de esta cirugía suele ser excelente, volviendo el paciente a sus actividades habituales en unas 8 semanas desde la intervención ( siendo esto variable según la ocupación del paciente ).


De cualquier modo, en caso de presentar esta o cualquier otra sintomatología en la mano, contacte con su cirujano de mano, a fin de resolverlas de las mejor manera posible.